Llego el mes de julio y con él, San Fermín.
Este año ha sido en blanco y negro, en casa y sin pañuelico al cuello.
Un par de semanas antes, la txiki se cayo y se fracturó el fémur, va a estar un mes escayolada, por lo que toca calma y quietud, sin desplazamientos y tranquilidad absoluta.
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